Entrevista por Subastas en México
Semblanza
Felipe de la Torre Villalpando
«Nací en Lagos de Moreno, Jal., en 1950.
Tuve una infancia sencilla, muy cercana a los animales, a la naturaleza, gracias a mis papás. Soy el mayor de cuatro hermanos, una mujer y dos hombres.
Desde la primaria, en Lagos, entre los 8 y 10 años sospeché que las artes y la arquitectura me interesaban, es decir, me gustaban entre muchas otras cosas. Evidentemente sin saber por qué. Pero mis papás, especialmente mi mamá, y uno de mis maestros me hicieron saber que sí había un por qué, y, por tanto, había que descubrirlo… estudiar.
Me aficioné al dibujo, luego a la pintura… a otras cosas: la música, la lectura, el cine y al futbol de manera divertida, ligera, juguetona. Esto ya en la secundaria. Me interesó observar, ver, mirar… escuchar y reflexionar… ya era un preguntón curioso, a veces molesto.
Estudié la preparatoria en la Ciudad de México, donde habíamos emigrado, y en 1968 comencé mis estudios de arquitectura en la UNAM en donde finalmente estudié dibujo y, con el apoyo de mis maestros, comencé a trabajar como arquitecto y como dibujante, mi doble profesión por algunos años.
Fui teniendo mis primeras exposiciones y poco a poco me incliné más por dibujar y pintar, lo que me llevó a dedicarme por completo a lo que, ya para entonces, consideré mi oficio.
Mis trabajos son figurativos: el énfasis en las personas y los cuerpos, las caras y las emociones humanas, en los paisajes y los animales. Cultivar las preguntas de la existencia, de la vida, del cielo y la tierra, ha sido un objetivo y un impulso esencial. Las certezas no me satisfacen, prefiero los procesos a los resultados finales.
De lo íntimamente personal a lo colectivo, de las dualidades y contradicciones, de lo fantasioso a lo pragmático, de lo simbólico a lo explícito… así ha ido, como un péndulo, emigrando mi trabajo y yo con él, del yo al nosotros a los otros a lo otro… y viceversa.
Nunca, hasta ahora, me he podido ajustar convenientemente a las modas, a las corrientes y escuelas de ninguna especie. Me urge más aprender. Soy un instrumento de mi vida y de la vida: de las vidas. No tengo respuestas, y menos definitivas, para nada, pero sí muchas preguntas para todo.
Tal vez por eso elegí mi oficio.
Tengo dos hijos y una nieta.
Mi trabajo es su herencia.
Junio 2021»